pero posiblemente si sean todas las que están
paisajes silenciosos de equinos pastando
no solo los refinados caballos
tambien la entrañable y amenazada figura del Equus asinus, del burro tradicional para que nadie se espante en latinajos, que suena como escupinajos curiosamente. Hay caballos sueltos en todos lados, en los huertos, en los prados, en solares... el olor de algunos barrios es el del frescor del estiercol de caballo mezclado con la descomposición de las hojas húmedas.
La inquietud sonora de las cabras, deseosas de chuscos resecos en la valla del camping y que por desgracia, la falta de bateria impidió entrar en nuestro album familiar, junto a las silenciosas vacas.
La resignacion felina al agua del otro lado del espigón, como si quietos sobre las rocas pudieran esquivar espumas.
Y perros
perros de todas razas y colores, algunos incluso presumidos, coquetos, posantes, o juguetones...
Y estos son solo los domesticos: por encima de nosotros, y de nuestro objetivo, huidizos, inalcanzables, vuelan cigüeñas, planean gaviotas, vigilan buitres, acechan milanos. No quisieron ser cazados por algo más que la vista. Quizá tengan miedo de ser capturados en nuestra memoria, como si eso significara morir en la realidad; y lo peor es que son ellos los que estan en lo cierto.
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