Echeyde, nuestro Teide
puertas al ardiente mundo subterraneo
por el que Guayota, el destructor, cubre de duras obsidianas
la superficie de Nivaria, nombre latino de la Montaña Blanca: Tene-ife.
Sus huestes de negros perros muerden sus laderas en el camino hacia el mar.
(Fuente: Wikipedia. Mitología Guanche)
Dos capas se superponen en el Teide: la serie basáltica y las formaciones postmiocenas, ambas separadas por un largo periodo de calma, donde el edificio existente fue desmantelado.Las erupciones, en principio plinianas, violentas, con nubes de gases y coladas piroclasticas, fueron sucedidas por otras de tipo estromboliano, con coladas de lavas a altas temperaturas. En la zona sur de la isla, pueden verse formaciones en las que se aprecian los restos dejados por erupciones sucesivas.
La serie basaltica, de aparente monotonía, está practicamente cubierta por las formaciones Postmiocenas, aflorando de forma singular en Teno y Anaga. De edad entre 4 y 11 millones de años (Mioceno y Plioceno), ha sido profundamente alterada a lo largo de los tiempos, acompañada de piroclastos y cortejos de diques. En estos tiempos, tres volcanes en escudo se situaban en Teno, Anaga y Adeje, los tres vértices de la isla, aunque no pueden verse en la actualidad, y los resultados de sus erupciones se interdentaban sobre la isla. Tras un periodo de calmas, donde los procesos erosivos fueron protagonistas y se labraron los importantes barrancos, un nuevo periodo que formó las series Postmiocenas, desde hace 3-4 millones de años a la actualidad, supusieron la renaudación de la actividad eruptiva. Fue entonces cuando se formó el edificio conocido como Las Cañadas del Teide, que creció unificando a los macizos anteriores. En este caso, aunque comenzaron a formarse rocasbasálticas indiferenciadas, se emitieron a continuación una serie completa de basaltos-traquibasaltos-fonolitas/traquitas (ordenadas según su contenido en silice, de menor a mayor). con una ordenación en los ejes que forman la isla. Las rocas más evolucionadas se encuentran en el eje central, lo que sería el Edificio Cañadas, de unos 1000 m de espesor, mientras que hacia la periferia se encuentran solo basaltos.
Anfiteatro de las Cañadas.
El Anfiteatro de las Cañadas, en realidad dividida en dos por los Roques de García, representa una discontinuidad en la estructura de la piramide volcánica, y sobre su formación se han abierto debates a través del tiempo (uno de los cientificos más famosos que lo describió fue Humboldt en el siglo XVIII). En su interior, encontramos las coladas y piroclastos, que mantienen sus morfologías características. La pared la componen fonolitas y traquibasaltos, siendo desbordada por algunas coladas hacia el sur, aunque sobre todo se dispersan hacia el norte, por Icod de los Vinos. Son caracteristicos los tubos de lava, por donde fluye el magma aun liquido mientras la parte superior se enfria y solidifica, formando un tubo, como la Cueva del Viento. El origen de las Cañadas se debe al crecimiento y posterior inestabilidad del edificio volcánico, que dio lugar a un deslizamiento. La intrusión de un magma fonolitico, asociada a actividad sísmica, fue posiblemente la causa de tal deslizamiento que decapitó las cumbres existentes, dando lugar a una descompresión súbita que generó una explosión, que dio lugar a la vaporización de un reservorio geoquímico, y por otro lado la emisión de un magma a poca distancia de la nueva superficie. La depresión fue ampliada por deslizamientos secundarios que formaron el anfiteatro actual. Esta pérdida de carga litostática se traduce en un periodo de intenso vulcanismo, emitiendose en un primer periodo el fundido ya en fase de diferenciación y que conforma la base traquibasáltica, y a continuación se emiten magmas de nueva generación, que por su rápido enfriamiento no tienen tiempo de diferenciarse. Finalmente, se instalaron de nuevo cámaras someras que dieron lugar a las fonolitas actuales.
La hipótesis del deslizamiento se vio reforzada en 1980, cuando la explosión del monte Santa Helena, en EEUU, dio lugar al decapitamiento del monte y una importante avalancha, dejando una depresión con forma de herradura y extensos depósitos de material caótico, dsimilares a los de Tenerife. Los estudios batimétricos entre el Teno y Anaga, al norte de la isla, describieron una vasta extensión de materiales debidos a tales avalanchas.
La actividad volcánica en la isla ha tenido repercusiones históricas. Aparte de la erupcion del Trebejo, que sepultó el pueblo de Garachico, antigua capital de la isla, en el siglo XVIII, el libro de bitácora de Colón en la ruta a las Américas (1492) relata la erupción del Teide:
"El Almirante resolvió a 23 de agosto volver con sus dos barcos a Gran Canaria. Zarpó al día siguiente y pasó aquella noche cerca de Tenerife, de cuya cumbre, que es altísima, se veían salir grandísimas llamaradas de lo que maravillándose su gente les dio a entender el fundamento y la causa de tal fuego, aduciendo al respecto el ejemplo del monte Etna en Sicilia, y de otros muchos montes, donde se veía lo mismo".
Alrededor del Teide, nos rodea el mar de nubes, que calma la sed de la corona forestal de Pinus canariensis (Pino canario). Al fondo, tambien oculta practicamente, distinguimos la Gomera. Entre esta isla y Tenerife se encuentran colonias permanentes de cetáceos, como delfines mulares, ballenas piloto, orcas... parte de la belleza radica en la dificultad para verlas, lo inseguro del hecho de mostrarse, sin lo cual pensariamos que estan presas en parques zoológicos.
El camino de bajada nos lleva a Los Gigantes... desde donde volvemos al campamento base.
(Los Gigantes son los del fondo. El de la derecha apareció por casualidad).
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